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Platea Magazine, 05 Marzo 2018 |
Escrito por Jordi Maddaleno |
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Wolf: Italienisches Liederbuch, Palau de la Musica,
Barcelona, 24.Februar 2018 |
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DIANA DAMRAU Y JONAS KAUFMANN CON LIEDER DE WOLF EN EL PALAU DE LA MÚSICA
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ESCENAS DE UN MATRIMONIO |
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En la ópera Prima la musica e por le parole (1786), de Antonio Salieri, se
tocó uno de los temas fundamentales no solo de la historia de la ópera, sino
de la historia del lied, género que como tal, todavía no había nacido. Fue
Richard Strauss, un maestro en el género operístico y también en el del
lieder, algo poco frecuente incluso entre los grandes compositores, quien
reemprendió este tema, el de si es más importante el texto o la música, con
su última ópera Capriccio (1942). Si bien parece que Salieri optó sin duda
por la música, no fue capaz el maestro Strauss de posicionarse con su
Capriccio, una Pieza conversacional con música, donde la protagonista, una
Condesa que se plantea quien de sus dos pretendientes, Flamand (compositor)
u Olivier (poeta), le es más placentero. La Condesa protagoniza un monólogo
final, de los más espléndidos escritos jamás por Richard Strauss, donde es
incapaz de elegir si son las palabras musicales del poeta las que le quitan
el sueño o si son las notas musicales llenas de poesía del compositor las
que le roban definitivamente el corazón. A todo esto, Hugo Wolf, el
compositor de estos Italieniesches Liederbuch, es considerado como uno de
los grandes compositores del Lied, género musical por antonomasia que más
que debatir si es más importante texto o música, intenta fundir en uno lo
mejor de ambos géneros. El propio Wolf afirmó que este ciclo era “Mi trabajo
más original y artísticamente perfecto”, cosa que viniendo de un maestro del
lieder reconocido como el, otorgan a este ciclo un áurea y una dificultad
añadida no poco desdeñable.
Traer a la soprano Diana Damrau y al
tenor Jonas Kaufmann, ambos alemanes, ambos bávaros, acompañados por ese
virtuoso del piano al lied que es Helmut Deutsch, fue una apuesta fuerte y
ganadora por parte del Palau de la Música Catalana, que presentó un lleno
absoluto y un ambiente de las grandes ocasiones. Le Tout-Barcelona estaba
esa noche en la emblemática sala modernista, y ese trío de ases, único e
irrepetible, no defraudó.
Cerraban Damrau y Kaufmann su Wolf-Tour por
Europa con este recital, una tournée que comenzó el dos de febrero en
Baden-Baden, y que los llevó a once ciudades, desde Munich, pasando por
Berlín, Hamburgo, París, Luxemburgo, Londres, Bruselas o Budapest, hasta la
capital catalana, en su recital-liederabend número doce y último del tour,
por cierto su única cita en España. También han aprovechado este tour para
grabar,en cd de próxima aparición, este ciclo para regocijo de los
afortunados que lo pudieron disfrutar en vivo y para consuelo de los que no
pudieron hacerlo. Esto significa que llegaron con el repertorio maduro, con
la compenetración y complicidad en su mejor punto, tanto entre ellos, con el
gran Deutsch, como en cada uno con los cuarenta y seis lieder que componen
estos maravillosos Italienisches Liederbuch. Diana Damrau cantó veinte uno y
Jonas los restantes veinte cinco.
Con el orden escogido por ambos
artistas, como es habitual en este ciclo, Damrau y Kaufmann, cautivaron a
una sala expectante con una historia de amor, complicidad, celos y preguntas
sin respuesta, de dos amantes, novios, matrimonio, pareja en suma, que se
plantean los meandros del amor en estos casi cincuenta minicapítulos donde
cada lied, destapa un jarro de las esencias cabal y preciosista. Ambos
solistas se mostraron en espléndida forma vocal, sobretodo la soprano, una
Diana Damrau que desde el primer lied, Auch Kleine Dinge Können, mostró
claridad timbrica, adecuación estilística, voz plena y homogénea y una
preocupación expresiva, gestual y vocal, confiriendo a cada micromundo
musical el tono adecuado, los matices y la luz inmanente en cada lieder.
Brotaron de sus labios una naturalidad del texto pasmoso en Gesegnet sea das
Grün, una identificación musical precisa y contagiosa como en el straussiano
Scweig einmal, el toque nocturno y delicado en la emisión Mir ward gesagt, y
si bien se pudo apreciar cierta falta de dramatismo o de voz más plena en,
por ejemplo, Verschling der Abgrund, Damrau nunca perdió el hilo
comunicativo ni con el texto, ni con su parteaire ni con el excelso
acompañamiento de Helmut Deutsch.
Es posible que Jonas Kaufmann no
llegara en el mismo estado de frescura vocal que su compatriota, ciertas
carrasperas y algún conato de tos dieron alguna preocupación a más de un
oyente, pero siendo justos con el resultado, fue el tenor muniqués quien se
llevó el gato al agua a la hora de trasladar texto y música en un grado de
excelencia musical y expresiva inolvidables. Siempre atento a su compañera
de viaje en estos lieder, preocupado, comprensivo, seductor o contrariado,
Jonas exprimió al milímetro y con generosa actitud sus lecturas, con ese
fraseo dulce y comunicativo, como en Schon streck, donde su famoso uso de la
media voz se presentó en esplendor. Es cierto que la voz, su emisión, pudo
sonar algo pinzada en algún momento, como en Geselle, wolln wir, con un
cambio de color a gusto del consumidor, pero su lectura profunda y dulcísima
de Und steh, dejando el texto flotar en el aire con una mágico uso de los
reguladores, la delicadeza soberana de Und willst, donde su uso
virtuosístico del fiato fue imperial o el lirismo de un inolvidable Sterb
ich, mostraron a un intérprete en estado de gracia, con momentos de belleza
artístico-vocal arrebatadores.
¿Y que decir de Helmut Deutsch al
piano? Pareció imposible tener a mejor cómplice en esta especie de
‘Historias de un matrimonio’ musical, que como en el gran film de Bergman,
muestra todos los recovecos posibles de las relaciones entre dos enamorados.
Deutsch no solo fue testigo, impulsor y demiurgo al piano en estos cuarenta
y seis capítulos, es que hizo brillar una escritura pianística envolvente y
sinuosa, (Ihr seid), donde brilló un color casi chopiniano (O wär), cogió el
protagonismo del testigo principal con una ensoñadora visión (Wir haben),
teatralizó el texto con un uso sinestésico expresivo de las teclas de
memorable y jocoso resultado (Wie lange), en suma, fue el resorte
indispensable sobre el que se pasearon las voces y sobre las que soñó el
público.
Habrá que recordar esta cita para los escépticos y agoreros
que insinuaron que traer a estos dos star system de la de ópera con esta
programa era poco menos que un desperdicio. El éxito de público, la
complicidad generada con la audiencia y la calidad del resultado, vuelven a
confirmar para los no creyentes, que el lied en su máximo esplendor tiene
público en Barcelona ¡y por muchos años! |
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