İQuén lo iba a imaginar! El que hace rato es considerado el mejor tenor del
mundo y primera figura de la ópera mundial -el mismísimo Jonas Kaufmannya
pasó por Santiago, dando un gran recital ante cinco mil personas en el
Movistar Arena. Fue una presentación magnífica. Sin embargo, sobre ella
abundaron las dudas previas sobre su efectiva concreción, las quejas por las
costosas entradas (finalmente rebajadas) e incluso la inconformidad de tener
a este artistazo sólo en ese recinto poco afin al canto operístico y con
sonido amplificado. Desde que se conoció el programa del recital y sobre
todo al término de éste se hicieron escuchar, además, críticas sobre una
excesiva mezquindad, por incluir nada más que siete arias, en alternancia
con piezas orquestales.
El respetable público que asistió y todo
aquél que no lo hizo podrán seguir sumando peros a este tremendo concierto,
sin apreciar ni disfrutar cuán lleno (por no decir rebasado) estuvo un vaso
gigante que habrá que atesorar como histórico.
Se tuvo a Jonas
Kaufmann en el peak de su exitosa carrera, acompañado de una grande, nueva y
muy buena orquesta local (la Filarmónica de Chile) en una jornada totalmente
dedicada a la ópera, por cierto aplastando a las que brindó en otros
escenarios latinoamericanos de su gira, donde no hubo ni ópera ni orquesta.
El despliegue interpretativo fue excelente y poderoso, sólo menguado en
momentos puntuales ("Aria de la Flor" y "Celeste Aida"), donde afloraron
esos curiosos y acaso prefabricados pianíssimos que tanto se cuestionan a
Kaufmann. En el resto todo fue de excelencia pura e impactante, que la
rompió, llegando a elevadísimas cumbres, como lo fueron las arias de
"Cavallería Rusticana", "Andrea Chenier" y "El Cid", que el tenor coronó con
una arrasadora "Nessun dorma" de "Turandot".
Los que aludieron a esa
mezquindad, no consideran ni que las siete contundentes arias dispuestas
eran suficiente carga pesada el recital de un tenor como Kaufmann, ni que
habría agregados finales, que fueron cuatro.
Quienes despreciaban la
necesaria amplificación o la rechazaron de plano no asistiendo -parecen no
recordar los recitales de Pavarotti, Domingo y Carreras en estadios abiertos
-, recibieron un fuerte tapabocas con el espléndido trabajo realizado por
Loretta Nass, ingeniero de sonido chilena muy experimentada, que aquí se
lució como nunca.
Esta memorable actuación de Jonas Kaufmann debe
agradecerse a sus visionarios y esforzados organizadores, a quienes es
válido sugerir ya el nombre para una nueva y pronta contratación operística
top one: la soprano Anna Netrebko.
|