Luego de haber intervenido en el cierre del Festival Barenboim, con un
concierto que destacó y cubrió con extensión La Prensa, regresó el tenor
alemán –oriundo de Munich- Jonas Kaufmann al teatro Colón, para ofrecer un
recital con acompañamiento al piano del experimentado vienés Helmut Deutsch
El teatro, abarrotado de entusiasta público que siguió paso a paso el
extenso programa que ya había cantado tres días antes en San Pablo (Brasil),
lo recibió con una ovación comparable a las grandes jornadas de la sala
porteña.
Una primera parte dedicada en principio a “lieder” de Franz
Schubert (Die Forelle” y “Den Linderbaum” entre ellos) y de Robert Schumann
, provenientes de los Doce poemas de Justinus Kerner,op.35, donde Kaufmann
se mostró dominador, elegante en el decir y frasear y absolutamente preciso
en lo musical .
También se advirtió su absoluta musicalidad,
refinamiento expresivo y perfecto manejo idiomático, en una extensión de
cuarenta minutos de canto, que permitió advertir la elasticidad de su órgano
de fonación en cuanto a maleabilidad emisiva, su depurada técnica vocal y el
empleo de la “mezza voce” con absoluta naturalidad.
Pero también la
expresividad, el interpretar el mensaje de los autores, es otro rasgo
destacable que se fue advirtiendo en cada “lied” y “chanson”,como por
ejemplo en el caso de Henri Duparc y su “Invitation au voyage” , que culminó
con una magistral “Phydilé” .
Al reiniciar la segunda parte con Franz
Liszt, con los “Tres sonetos de Petrarca” S.270, el cantante mostró también
su facilidad para el idioma itálico y realizó precisas “smorzature” en el
primero (nº 47) y el tercero (el 123), cautivadoras y manejadas con absoluta
naturalidad emisiva., Cerrando el programa preparado con “lieder” de Richard
Strauss, el tenor germano volvió a demostrar su absoluta ligazón con el
repertorio de su país, culminando con brillantez en “Cecilie” op.27,nº2
En todos los casos cabe hacer notar la calidad de los acompañamientos
del pianista austriaco con quien trabaja frecuentemente en recitales. Pues
bien, el público comenzó a esperar los “encores” como dicen los franceses, y
en tal sentido, el rubro operístico tan esperado y no integrado a la
programación original, comenzó surgir de manera superlativa.
Las
conocidas arias de “Carmen”(Bizet), ”Aida”(Verdi) “Adriana
Lecouvreur”(Cilea) “Turandot”(Puccini)y la deliciosa “Tuyo es mi corazón” de
“El país de las sonrisas” de Franz Lehár se entremezclaron con alguna
“canzonetta” napolitana, como “Core ‘ngrato” de Salvatore Cardillo. En
suma,un gran triunfo y un Colón que por cierto ya ha entrado para el
cantante en su conquista de grandes teatros líricos.
Calificación:
excelente
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