El Periodico, 23 de agosto del 2012
CÉSAR LÓPEZ ROSELL
Konzert, Festival de Peralada, 22. August 2012
Kaufmann lleva el delirio a Peralada
 
El tenor alemán cerró el festival con un apoteósico recital en el que exhibió su amplitud de registros y calidad El artista se entregó a un exigente repertorio con obras de Ponchielli, Bizet, Zandonai, Giordano y Wagner

Jonas Kaufmann desató anoche la locura en la gala lírica de cierre del festival de Peralada. El mediático tenor alemán superó las expectativas creadas con su presencia con un medido recital en el que exhibió toda su flexible paleta vocal, su gran presencia escénica y su enorme capacidad interpretativa. Una apoteósica actuación que llegó al delirio en los bises. En este apartado se multiplicaron los aplausos y bravos, además de algún piropo de sus entusiastas fans femeninas. La Orquestra de Cadaqués, dirigida por Jochen Rieder, acompañó con brillantez las intervenciones del cantante y se lució con las oberturas e intermedios programados.

El clima de expectación que rodeaba a la única cita del cantante de este año en España estaba más que justificado. Y más después de cancelación de hace dos temporadas en el Liceu que dejó desolados a sus seguidores. Joan Francesc Marco y Joan Matabosch, de Gran Teatre, el tenor Jaume Aragall, el director Mario Gas y el presidente de Joventuts Musicals, Jordi Roch, no se perdieron la cita, a la que asistió como invitado Joel González, reciente medalla de oro de taekwondo en los Juegos de Londres, y un grupo de cinco cocineros catalanes con estrellas Michelin.

La interpretación de la obertura de La forza del destino de Verdi abrió el programa con unos pocos minutos de retraso. Un atractivo aperitivo antes de la impactante aparición de Kaufmann, que lucía una indumentaria informal: chaqueta gris de sport y la camisa y el pantalón un poco más oscuros. El artista se enfrentó al aria de Enzo Cielo e mare de La Gioconda, una de las más exigentes de esta ópera de Amilcare Ponchielli. Primeros bravos. Desde el primer momento el tenor mostró su bellísima línea de canto y su robusto timbre para dar vida a una pieza que popularizó en su estreno Julián Gayarre. El intermedio de Manon Lescaut de Puccini antecedió a la interpretación de la deliciosa pero poco conocida Giulietta, sono io! de Romeo y Julieta de Zandonai, de la que el artista hizo una verdadera creación.

El primer gran seísmo emocional de la noche llegó con Carmen de Bizet. El tenor, tras una espléndida intervención orquestal con extractos de las suites 1 y 2 de la ópera, encendió la mecha del auditorio con una antológica recreación del aria de la flor de Don José, que puso en evidencia, además de una exquisita sensibilidad actoral, su primoroso fraseo. Ovación y casi vuelta al ruedo. Pero, por si no hubiera cautivado sobradamente a los espectadores, cerró la primera parte con la imponente Mamma, quel vino é generoso de Cavalleria rusticana, de Mascagni donde exhibió la brillantez de sus tonos más oscuros. El astro tuvo que salir a saludar tres veces dadas las muestras de entusiasmo del público.

PÚBLICO EN PIE / La obertura de Guillermo Tell de Rossini abrió una imponente segunda parte. Cuando el tenor atacó el aria Un dì all'azzuro spazio de Andrea Chenier de Giordano, también conocida como L'improvviso, se removieron los cimientos del auditorio. Esta pieza de una ópera que el cantante tiene intención de incorporar a su repertorio en el futuro es una prueba de fuego para cualquier tenor-spinto. El demostró que estaba preparado para abordarla como lo han hecho los grandes tenores de la historia que se han enfrentado a ella. Colosal. Pero aun quedaban por dilucidar los momentos tal vez más estremecedores que llegaron cuando le tocó el turno a Wagner.

Después del preludio del tercer acto de Lohengrin, el intérprete se enfrentó sin titubeos al Canto de la primavera de La valquiria, donde dejó claro su sello de tenor wagneriano, pero tras otra entrada orquestal, arrasó con In fernem land de Lohengrin, uno de sus emblemas como cantante de un repertorio que acabará completando en el futuro con los roles de heldentenor. Fueron dos difíciles retos superados con solvencia, que antecedieron a una tanda de clamorosos bises, en los que interpretó Du bist die welt für mich de Richard Tauber, la napolitana Core'ingrato, Non ti scordar di me de Ernesto de Curtis y la extraordinaria aria de Mario Cavaradossi E lucevan le estelle de Tosca de Puccini, que puso al público en pie .

Es difícil recordar en Peralada un recital tan completo y con un intérprete, en horas altas, tan entregado. La suya fue una actuación para enmarcar. Y las aclamaciones con las que se cerró la 26ª edición de este exitoso festival son también un premio para una organización que no regatea esfuerzos, en tiempos de extrema dificultad, para programar ópera y traer a figuras como Plácido Domingo, el año pasado, o este ejercicio a Kaufmann, un artista total por lo variado y completo de su repertorio que va camino de convertirse en el tenor del siglo XXI si sigue empleándose con el rigor y la excelencia que demostró anoche.






 
 
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