El Asombrario, 21 julio 2021
Manuel Cuéllar
 
Jonas Kaufmann: “En el Teatro Real he vivido algo especial e inspirador»
Jonas Kaufmann es, sin duda, el tenor más codiciado del momento. El Teatro Real ha programado dos funciones en las que interpreta al pintor y activista Mario Cavaradossi en ‘Tosca’de Puccini. El lunes, Kaufmann protagonizó un hito histórico en el coliseo madrileño. El público le obligó, tras tres minutos de aplausos, a repetir su aria del tercer acto E lucevan le stelle. Lo mismo había ocurrido en el segundo acto con su compañera Sondra Radvanosky, que tuvo que repetir (con esta fue la quinta noche) el aria ‘Vissi d’arte’.

Tras recibir este año el premio a la mejor compañía de ópera del mundo en los afamados Opera Awards por su temporada 19/20, el Teatro Real ha querido terminar su temporada 20/21 con una lluvia de estrellas para sus 16 funciones de Tosca. Dos elencos plagados de grandes voces como las de las sopranos Sondra Radvanovsky y Maria Agresta, los tenores Joseph Calleja y los barítonos Carlos Álvarez y Grevorg Hakobyan. Pero también dos funciones protagonizadas por el tenor Jonas Kaufmann y otras dos con la soprano Ana Netrebko a la que acompañará su marido, Yusif Eyvazov, en el papel de Cavaradossi y el barítono Luca Salsi como Scarpia. Todo un despliegue y una muestra de poderío.

Tanto que Kaufmann, en un encuentro ayer con la prensa, comparó estos últimos días en Madrid con los años dorados de uno de los templos de la ópera: “Es como en los viejos tiempos, los años dorados en los 50 en la Opera Metropolitana de Nueva York, cuando los elencos estaban plagados de grandes voces y, noche tras noche, era un triunfo. Creo que hasta el momento no había podido vivir ese tipo de sensación hasta anoche. Es algo especial e inspirador. Cantar rodeado de estos monstruos siempre provoca que inconscientemente quieras ir más allá”.

Kaufmann llega a estas dos funciones de Madrid en un momento que, para cualquier otro cantante, podría ser delicado. El pasado 29 de junio se estrenaba en la Ópera de Munich en uno de los papeles más exigentes y maratonianos para su tesitura: el Tristán wagneriano bajo dirección musical de Kirill Petrenco y con otra debutante en el papel de la enamorada Isolde, la soprano Anja Harteros. “Existe una leyenda sobre Tristán”, explica el tenor. “Dicen que una vez que te embarcas en él, ya no puedes afrontar la parte tierna, delicada y suave de otros papeles del repertorio. Es algo con lo que no estoy de acuerdo. Creo, con todo el respeto para otros colegas, que muchos que se atreven con Tristán lo hacen porque ya saben que su voz va a cambiar, que ya es el momento de buscar una segunda carrera. Y, desde luego, hacer un buen Tristán supone, sin duda, una segunda carrera. No quiero ofender a nadie, pero mi impresión tras haberlo hecho es que no me ha supuesto ningún cambio para mi voz. Es cierto que es un papel que no voy a cantar cada temporada, pero no creo que haya cambiando mi voz en absoluto”.

Sin embargo, es consciente de que no está asumiendo un reto cualquiera. “En esta época no es normal que un cantante compagine Cavaradossi y Tristán. Tristán es una lucha constante. Es un papel extremadamente largo, es una maratón. Y aparte de la técnica y la partitura, hay que aprenderse el papel. Soy alemán y sé de lo que hablo, el personaje no se expresa como lo haría un alemán corriente. Wagner se inventó muchísimas palabras que se ajustaban perfectamente a lo que él quería expresar, pero que no están en el diccionario; son simplemente invenciones creadas con la combinación de otros muchos términos”, asegura el tenor. “El final del papel es algo que pone a un cantante más allá de los límites, con constantes cambios de tempo y parlamentos muy largos. Así que comprendo que hay que ser muy juicioso cuando se hace este personaje. Pero no comparto que un cantante tenga que abandonar el resto de repertorio. Salvo que no se tenga cabeza y se exagere el número de funciones que se hagan de él, obviamente. Así que creo que no volveré a cantarlo en un par de años”.

Cuando cante su segunda Tosca en Madrid, aún le espera una nueva representación en versión de concierto en el Festival de Peralada y, de vuelta a Munich, el día 31, la última representación de Tristan und Isolde prevista para esta temporada. Kaufmann también ha querido hablar del personaje de Puccini: “Cavaradossi siempre ha sido un papel que ha estado muy cerca de mi corazón. Es probablemente uno de mis personajes favoritos. Lo he cantado muchísimas veces desde que lo hice por primera vez, creo que en Covent Garden. Y puedo asegurar que siempre, siempre ha sido un absoluto placer cantarlo, porque es una obra maestra”.

Para los que tratan de etiquetar su voz, el tenor alemán tiene un mensaje muy claro: “Siempre digo que trato de cantar todo con mi propia voz. Sé que en ocasiones suena un poco tonto que diga esto, pero de verdad que yo trato de cantar de la misma manera a Rossini, Puccini, Mozart, Wagner… No soy un cantante que salga al escenario a manipular su instrumento vocal”.

“Otello es un buen ejemplo”, continúa. “Probablemente, para todo el mundo el personaje debe cantar con una voz oscura. Y aunque yo tuviera una voz oscura, ni se me ocurriría tratar de hacerlo sonar más oscuro todavía. Ese sí que sería un gran error. Nunca trato de manipular mi voz para intentar ajustarme al gusto que supuestamente ha de tener un papel determinado”.

Una postura que, sin embargo, muchas veces ha sido denostada por la crítica. “No soy estúpido y sé que los profesores, por ejemplo, les dicen a sus alumnos que no me escuchen, que no tengan esto en cuenta, que es imposible, que puede que a mí me funcione, pero que no es la forma de encarar el canto. Tal vez en un futuro sabremos si estoy o no equivocado. Pero para mí, funciona perfectamente. Y mientras la audiencia acepte mi color de voz para el repertorio que interpreto lo seguiré haciendo de esta manera. Nunca trataré de sonar más brillante, o más mate o más bruno, para tratar de llenar un personaje. No”.

Entonces, ¿cómo encara los personajes? “Simplemente los siento, trato de vivirlos, de transformarme en esas personas, trato de sentir lo que ellos sentirían y entonces el color o la dinámica cambian automáticamente. Claro que mi voz cambia de color, pero el motivo no es el papel, no es el título de la ópera, el motivo es la emoción. Sé que se corre el peligro de que a uno lo encasillen y eso es lo que siempre he tratado de evitar en mi carrera, no quiero ser el tenor italiano, ni el tenor alemán, ni el tenor francés. Y muchas veces es mi gran lucha con los directores artísticos de los teatros. Siempre me retan a que les diga algún cantante que haya sido capaz de hacer esto y siempre les pongo el ejemplo de Plácido Domingo. Siempre dicen que la forma de hacer una buena carrera es elegir un repertorio muy limitado y no salirte de ahí. Bueno, pues para mí no es así. Es una buena forma, pero la más aburrida. Probablemente por eso estoy tan feliz. Dicen que cada uno debe hacerse su propia suerte y eso es lo que trato de hacer yo”.

El 14 de enero fue la última vez que Kaufmann actuó en el Teatro Real., en un recital para presentar en Madrid su disco Selige Stunde. “Es estupendo volver a cantar ópera representada en el Teatro Real, algo que no ocurría probablemente desde 1999, hace un millón de años. Y en un teatro como este en el que anoche pude comprobar por mí mismo hasta dónde puede llegar con ese cambio escenográfico tan impresionante entre el segundo y el tercer acto de Tosca en el que toda una escenografía desaparece literalmente por el foso, mientras que del fondo del escenario aparece otra y todo a la vista del público. Algo impresionante”.

En cuanto a sus retos de futuro, el tenor explica: “La temporada que viene cantaré mi primer Peter Grimes y mi primer Tannhäuser, así que hay nuevos papeles. Pero el problema es que, si no vas dejando de cantar algunos papeles de tu repertorio, este se vuelve inabarcable y no te permite ir introduciendo nuevos retos. Así que trato de luchar contra los elementos y hacer al menos un nuevo papel por temporada y repetir otros personajes dentro de mi repertorio todo lo que sea posible”.
 






 
 
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