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El Mercurio, 18 DE ENERO DE 2014 |
POR JUAN ANTONIO MUÑOZ H. |
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Wagner celebrado por Thielemann y Kaufmann en Dresden
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El
bicentenario Wagner 2013 tuvo múltiples fiestas musicales y una
de las más importantes se realizó el 21de mayo en la magnífica
Semperoper de Dresden, donde coincidieron, junto a la
estupefaciente Staatskapelle, dos grandes artistas de nuestros
días: el director Christian Thielemann y el tenor Jonas
Kaufmann. No podía ser menos porque, entre 1843 y 1848, Richard
Wagner dirigió la Staatskapelle Dresden, entonces (y quizás hoy
también) la mejor orquesta de Alemania.
El programa
incluyó fragmentos de obras que tuvieron su primera vez en la
ciudad —“Rienzi”, en 1842; “El Holandés Errante”, en 1843, y
“Tannhäusser”, en 1845—, además de la obertura “Fausto” (versión
de 1855) y del preludio del Acto Primero y la “Narración del
Grial” de “Lohengrin”, ópera cuya partitura fue trabajada en
Dresden entre 1845 y 1848 pero que se estrenó dos años después
debido a los hechos revolucionarios que se produjeron en 1848,
en los que Wagner participó activamente y tras los cuales debió
huir para refugiarse en Suiza.
Tal vez por ese vínculo
que Wagner tuvo con la política el repertorio se completó con
“Fraternité” (Air pour l’orchestre, 1999), de Hans Werner Henze
(1926-2012), uno de los grandes compositores de ópera del siglo
XX. Las consideraciones ideológicas —Henze se declaró marxista,
se hizo miembro del partido comunista italiano y compuso piezas
para honrar a Ho Chi Minh y al Che Guevara— siempre marcaron su
obra y esta “Fraternité” es una invitación musical a la paz y a
la armonía entre los hombres.
Thielemann conduce con
precisión quirúrgica a la Staatskapelle, de la que consigue un
sonido transparente (“Lohengrin”), turbulento (“Tannhäuser”),
misterioso (“Holandés”) y sacro (“Rienzi”). Su mirada
constantemente escéptica sobre lo que hacen los músicos consigue
de ellos siempre lo mejor en cuanto a técnica y sonido, mientras
que la expresividad está dada solo por sus indicaciones
soberanas. Es un maestro severo, que obliga y que no deja
espacio para opiniones. Y Jonas Kaufmann, por su parte, que ganó
todos los premios en 2013 con el disco dedicado a Wagner
(Decca), aquí no hace sino demostrar por qué está a la cabeza de
los cantantes líricos de su generación. La delicadeza de la
plegaria “Inbrunst im Herzen”, de “Rienzi”, cantada con un
lirismo que sobrecoge; su ya antológico “In fernem Land”, donde
Lohengrin y el tenor parecen ser uno solo, y ese crisol
dramático que es la “Narración de Roma” de “Tannhäuser”, que en
doce minutos transita por los más distintos estados de ánimo, lo
confirman como uno de esos pocos artistas de hoy que tienen un
lugar seguro en la historia de la música (Unitel, HD, en DVD y
Blu Ray).
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