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Pro Ópera, Noviembre - Diciembre 2013 |
Por Ingrid Haas |
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REQUIEM (Verdi)
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Para
cerrar las celebraciones del bicentenario del nacimiento del
compositor Giuseppe Verdi, la marca DECCA nos presenta con
esta grabación, hecha en vivo en el Teatro alla Scala de Milán,
del Requiem de Verdi dirigido por Daniel Barenboim. Lo más
atractivo de esta nueva versión es, sin duda, el cuarteto de
solistas que se conjuntó para interpretar esta pieza sacra
verdiana. Tener a la soprano Anja Harteros, a la mezzosoprano
Elīna Garanča, al tenor Jonas Kaufmann y al bajo René Pape
cantando las partes solistas garantiza la óptima calidad de esta
grabación. Las cuatro voces armonizan y se entrelazan
perfectamente, matizando y fraseando con el mismo nivel
estilístico y elegante, sin sobresalir uno más que otro.
Garanča, Harteros, Kaufmann y Pape están muy familiarizados
con el repertorio verdiano, y se nota su conocimiento del estilo
casi operístico de esta obra en cada una de sus
intervenciones individuales.
El ‘Ingemisco’ de Kaufmann
es de un lirismo puro y refinado. Modula con naturalidad y le da
matices que pocas veces se escuchan en una pieza sacra como
ésta. Le da emotividad a lo que dice el texto y luce sus notas
agudas con seguridad, especialmente al final de dicha pieza.
El ‘Mors stupebit’ de Pape es intenso y, a diferencia de otros
bajos que pueden perderse un poco en los ensambles, la voz
de este bajo alemán resuena sin problemas sobre el coro, la
orquesta y armoniza con los otros tres solistas. Destaca
también su ‘Confutatis’.
Dos fragmentos de increíble
belleza armónica por parte de este cuarteto de solistas son el
‘Kyrie’ y el ‘Domine Jesu Christe’, donde las voces se van
entrelazando en perfecta armonía creando un tejido musical de
gran belleza. Elīna Garanča posee una voz aterciopelada, de
gran riqueza en armónicos en su centro, que se acopla muy bien
con la de Harteros, especialmente en los momentos en que la
soprano y la mezzo cantan en armonía, como en el ‘Recordare’ y
el ‘Agnus Dei’.
Si debemos ser minuciosos en los
momentos vocales más bellos de este Requiem, hay que recalcar la
excelsitud interpretativa de Anja Harteros en todas sus
intervenciones. Basta con escuchar cómo entra su voz en la frase
“Sed signifer sanctus Michael” en el ‘Domine Jesu Christe’
para darnos cuenta del manejo tan depurado y elegante de su
técnica. Su ‘Libera Me’ es bellísimo, imprimiéndole a su
interpretación intensidad dramática, sin descuidar su línea de
canto, dicción o fraseo. El balance acústico entre ella y el
coro en la primera parte del ‘Libera Me’ es fantástico, gracias
también a la dirección de Barenboim, que cuida mucho a sus
solistas.
Grandes directores como Herbert von Karajan,
Georg Solti, Riccardo Muti, Claudio Abbado, Zubin Mehta, Carlo
Maria Giulini, Antonio Pappano, Semyon Bychkov, entre otros,
han dirigido y grabado el Requiem de Verdi. A esta lista podemos
incluir a Daniel Barenboim con esta interpretación de
carácter más íntimo y con un toque más operístico, tanto en las
dinámicas musicales con sus cantantes, como en su manera de
dirigir al coro de La Scala. Esta es la segunda vez que
Barenboim graba esta obra: la primera fue en 2001 con la
Chicago Symphony Orchestra en la marca Teldec y tuvo como
solistas a Alessandra Marc, Waltraud Meier, Plácido Domingo
y Ferruccio Furlanetto.
La Orquesta y el Coro del Teatro
alla Scala dan una interpretación emotiva del Requiem,
respondiendo muy bien a los matices que Barenboim les pide
en piezas como el ‘Dies Irae’, ‘Tuba Mirum’ o el ‘Sanctus’. El
sonido de ambas agrupaciones es brillante, potente y
redondo. No se escucha gritado y saben matizar perfectamente y
pasar de un diminuendo a un crescendo (y viceversa) con
sutileza.
Si usted ya tiene varias versiones del Requiem
de Verdi, le recomiendo ampliamente que adquiera esta nueva
versión de DECCA, sobre todo por los cuatro solistas que
engalanan la que es, sin duda alguna, una de las mejores
interpretaciones actuales de esta obra de Giuseppe Verdi. |
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