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Ritmo, September 2023 |
por Blanca Gallego, por Darío Fernández Ruiz |
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Jonas Kaufmann - Un brindis por las canciones del séptimo arte
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Jonas
Kaufmann se enamoró de la música cinematográfica a través de la
influencia de los principales tenores de la época de Weimar, como Joseph
Schmidt y Richard Tauber, así como de las sublimes orquestaciones de los
grandes compositores cinematográficos de la edad de oro, como Korngold y
Max Steiner, que estaban impregnados de la herencia de Puccini y Richard
Strauss. Para Kaufmann, The Sound of Movies presenta la innegable
influencia de la ópera en la más popular de las formas artísticas, el
séptimo arte llevado a la música, la peculiar relación que mantiene una
sencilla canción con un sinfín de emociones que nos provoca el cine.
“The Sound of Movies -afirma el tenor- es una colección de
maravillosas canciones de más de ochenta años de historia
cinematográfica. Ya vayan acompañadas de imágenes en movimiento o
tratadas como música pura, todas han encontrado un lugar en mi corazón”.
Y es The Sound of Movies la última grabación del considerado “rey de
los tenores” en el sello Sony Classical, registrada con un sonido
espectacular, junto con la Orquesta Sinfónica y el Coro Nacionales de la
República Checa, dirigidos por Jochen Rieder, contando también con la
colaboración del famoso guitarrista Miloš Karadaglić en tres de los
temas del álbum, que estará a la venta desde este 15 de septiembre.
The Sound of Movies es el reflejo de la fascinación del tenor Jonas
Kaufmann por una colección de éxitos populares, cantados en varios
idiomas, que abarcan desde la Alemania de la época de Weimar (una
canción escrita para acompañar la película muda de Robert Land 1929 Ich
küsse Ihre Hand, Madame, canción que hizo muy popular en su época
Richard Tauber), hasta "Bring Him Home", de la película de 2012 Les
Misérables, llevada al cine por Tom Hooper como género musical.
El álbum incluye también las interpretaciones de Kaufmann de “Nelle tue
mani” (Ahora somos libres) compuesta por Hans Zimmer para Gladiator; la
ganadora del Oscar® “Moon River” de Desayuno con diamantes /quizá una de
las canciones cinematográficas más famosas y bellas de la historia) y el
épico título de Vangelis que da nombre a la película 1492: La conquista
del paraíso. También se incluyen grandes musicales, con títulos
memorables como "Maria" de West Side Story (de Leonard Bernstein, del
que precisamente se estrena en salas el “biopic” Maestro); la canción
principal de Singin' in the Rain (Cantando bajo la lluvia) y varios
números del legendario dúo creativo Rodgers & Hammerstein, como
"Edelweiss" (Sonrisas y lágrimas) y "You'll Never Walk Alone"
(Carrusel).
Como ya ha afirmado varias veces Jonas Kaufmann,
siente una predilección natural por Italia, que considera su segundo
país, por lo que también ha escogido varias canciones de maestros
italianos, como Ennio Morricone, del que Kaufmann ha elegido canciones
extraídas de las grandes melodías de las bandas sonoras de Cinema
Paradiso, La Misión y Érase una vez en América.
Novedades del
álbum
Una de las novedades del álbum es un arreglo especial de
una canción basada en el tema principal de Las normas de la casa de la
sidra (con textos de Gene Scheer), creada para esta grabación por la
compositora Rachel Portman, la primera mujer en ganar un Oscar® por la
banda sonora de una película.
El álbum también incluye canciones
que se han inmortalizado por su utilización en películas, como "What a
Wonderful World", que se escucha en Good Morning, Vietnam; "Strangers in
the Night" de Espías en acción; y el clásico tango argentino de Carlos
Gardel "Por una cabeza", que destaca en las bandas sonoras de Esencia de
mujer y Tango Bar.
El guitarrista Miloš Karadaglić se une a
Kaufmann en las interpretaciones intimistas de “"Moon River",
"Edelweiss" y "She Was Beautiful", basada en la "Cavatina" de la música
de Stanley Myers para la película ganadora del Oscar® El Cazador.
Además, Kaufmann recrea dos éxitos del tenor estrella cinematográfico
estadounidense Mario Lanza, con "The Loveliest Night of the Year" de El
Gran Caruso y "Serenade" de la versión cinematográfica de El Príncipe
Estudiante. The Sound of Movies saldrá a la venta el 15 de septiembre.
por Blanca Gallego
The Sound of Movies
por Jonas Kaufmann
El cine es impensable sin música. La
música no solo refuerza la potencia de la imagen, también desencadena
emociones que a menudo son más poderosas y más duraderas que las creadas
por la imagen pura y simple. La música puede dejar una impresión sin una
película, pero una película no puede impresionar sin su música. Este fue
un hecho bien conocido, incluso durante la etapa del cine mudo, cuando
un pianista o una pequeña orquesta acompañaban la película en el cine,
la música en vivo contribuyó a mejorar la experiencia emocional del
espectador al presenciar la película. No es de extrañar, entonces, que
desde los primeros años del cine sonoro, grandes compositores han sido
tan demandados como lo fueron los actores más populares y los
directores.
Dos compositores que son considerados como los padres
de la música cinematográfica son Erich Wolfgang Korngold y Max Steiner.
Fue su trabajo en Hollywood el que sentó las bases para la gran
tradición de Franz Waxman, Miklós Rózsa y Bernard Herrmann y, más
recientemente, Nino Rota, Ennio Morricone, John Williams y Hans Zimmer.
¿Y qué sería de las películas de aventuras de Errol Flynn sin la
música de Korngold o los clásicos de Hitchcock como Vértigo y Psicosis
sin las partituras de Bernard Herrmann? No hay duda de que perderían al
menos la mitad de su impacto. Incluso llegaría a afirmar que si
eliminamos la
base emocional de su música, estas películas
perderían mucho de su poder.
Desde el principio, los cantantes
también han contribuido al éxito deslumbrante del cine sonoro,
incluyendo a Richard Tauber, Joseph Schmidt y Jan Kiepura en Berlín y
Jeanette MacDonald y Nelson Eddy en Hollywood. Mario Lanza disfrutó de
sus mayores éxitos en el cine, y su película de 1951, El gran Caruso,
abrió la puerta al mundo de la ópera para toda una generación.
Como apasionado cinéfilo y cantante que soy, naturalmente muy receptivo
a todas las piezas y números vocales que se han escuchado en bandas
sonoras de todo el mundo, fue un placer particular para mí investigar en
el tesoro de la música cinematográfica en busca de las piezas más bellas
para mi nuevo álbum. El resultado es este, The Sound of Movies, una
colección de maravillosas canciones de más de ochenta años de historia
cinematográfica. Ya vayan acompañadas de imágenes en movimiento o
tratadas como música pura, todas han encontrado un lugar en mi corazón.
Kaufmann, qué maravilloso mundo de película
por Darío Fernández Ruiz
Las vacaciones de un tenor. Así se
han visto siempre las aventuras, las excursiones de los cantantes
líricos por repertorios de menor compromiso, como la tradicional canzone
napolitana o, en este caso, la melodía escrita para o popularizada por
la gran pantalla. Suelen ejercer las grabaciones que recogen dichos
devaneos un morboso atractivo para el aficionado conocedor y un
irresistible imán para el que no lo es tanto. Ésta no es la excepción.
Para los primeros, admiradores o no del timbre cálido del tenor
alemán Jonas Kaufmann, la curiosidad radicará en determinar la
versatilidad del intérprete, dilucidar si será capaz de dar con el
estilo adecuado sin dejar de ser él mismo. Le aguijoneará (al
aficionado) la sospecha de que el cantante vocifere, que su emisión
muestre señales de esfuerzo al adecuar un instrumento grande a una
música pequeña, porque si la falta de medios es penosa, no lo es menos
la abundancia. Pues bien, Kaufmann exhibe una ductilidad que no
imaginábamos y su canto hipermusculado, de temple heroico, da paso a uno
más delicado e íntimo que conviene especialmente a páginas como “Bring
him home” (del film Les Misérables) o “Edelweiss” (del film Sonrisas y
lágrimas).
También sorprende la fantasía del fraseo en “What a
wonderful world” (extraída del film Good Morning, Vietnam), donde,
sabiamente, Kaufmann no intenta imitar al inimitable Louis Armstrong. Y
por último, la claridad de su dicción, muy buena en inglés y
sobresaliente en español, como puede advertirse en una versión de “Por
una cabeza” de leve acento porteño.
Para quien no es aficionado
de largo recorrido, el imán lo ejercen, claro está, el repertorio mismo,
el aura místico que rodea a los cantantes líricos y, no por citarlo en
último lugar menos importante, la presentación del producto, tan cuidada
como era de esperar.
Hablando de vacaciones y si es cierto que
nadie las necesita más que quien acaba de tenerlas, aquí se nos brinda
una oportunidad de volver a disfrutarlas. Aunque solo sea con la
imaginación. |
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