La Vanguardia, 20/07/2021
Maricel Chavarría
 
 
Puccini: Tosca, Madrid, Teatro Real ab 19. Juli 2021
 
Duelo de bises en la ‘Tosca’ del Real, con Jonas Kaufmann y Sondra Radvanovsky
Es del todo inusual que en una misma ópera el público pida repetir dos arias, pero sucedió el lunes en Madrid

Sucedió de la manera que tenía que pasar. El público del Teatro Real se arrancó la noche del lunes a aplaudir –dos veces durante dos minutos de reloj cada una– hasta que los divos accedieron a bisar su aria. Era la primera de las dos funciones de Tosca que interpreta esta semana el deseado Jonas Kaufmann en Madrid (este miércoles es la segunda).

Su papel de Mario Cavaradossi, el “héroe que no pretendía serlo”, como él mismo lo define, es el del pintor republicano y simpatizante de las ideas liberales que se ve envuelto en los acontecimientos del breve lapso de tiempo entre la pretendida victoria austríaca sobre las tropas de Napoleón en la batalla de Marengo y la noticia de que quien había ganado era finalmente el francés. Una trama que reunía al tenor alemán con Sondra Radvanovsky –extraordinario trueno de soprano– y el barítono Carlos Álvarez, flamante premio Ópera XXI, como el vil barón Scarpia.

Desde sus butacas, la gente buscó los bises como quien espera que fluya el maná. Cosa que era de esperar desde que Radvanovsky accediera a bisar la noche del estreno la famosa “Vissi d’arte” del segundo acto, el aria en que Tosca imagina su destino y lamenta que la vida de su amado Mario esté en manos de Scarpia.
El público mantuvo el aplauso durante dos minutos tras “Vissi d’arte” y de nuevo tras “E lucevan le stelle”

La cantó con facilidad estirada en el suelo, según exige la puesta en escena de Paco Azorín procedente del Liceu. De este modo brindó sus irrepetibles pianissimi así como sus momentos de fuego vocal, tras lo que acabó reteniendo durante más de dos minutos el aplauso del público que le pedía –le exigía casi– con gritos que la volviera a cantar. El maestro Nicola Luisotti, que llevó las riendas de la sintaxis de esta Tosca de manera ágil y muy presta a los contrastes, era quien debía acceder o no al bis, y solo entonces preguntar desde el foso a la soprano si quería hacerlo. Y así fue que ella dio de nuevo el sí a los madrileños.

Tosca es un Puccini idóneo para convertir una noche de ópera en un evento, aunque nadie recuerda en la historia de la lírica que se hayan pedido dos bises en una misma función. El tenor cuenta ahí con otra de las arias más célebres y emocionantes del repertorio, “E lucevan le stelle”, aunque por el modo en que acaba, muy en decrescendo, seguido inmediatamente de la orquesta que retoma el hilo de la acción, es más difícil que levante aplausos.

Sin embargo en el Real, todo el mundo parecía a punto la noche de lunes para hacerle los honores a Kaufmann en la que era su segunda ópera escenificada en el Real –la primera fue la La clemenza di Tito en 1999–. Y resistió dos minutos más.

“Qué mala idea la mía arrodillarme al final del aria sobre ese suelo inclinado con aros en el que he de mantenerme, porque dolió muchísimo”, confesaba el tenor alemán al día siguiente. En su linea vocal, la suya fue un “Lucevan” a mezza voce, buscando la belleza de la angustia más que el desgarro de la desesperación.

¿Lo repetirá este miércoles? “Eso es impredecible –asegura Kaufmann–, si no cantas lo suficientemente bien el público no reacciona. Es algo muy especial. La verdad es que al ver por los monitores la reacción de la gente ante el aria de Sondra imaginé que podía pasar. Pero no es algo que suceda a menudo en una carrera. No desde luego dos bises en una ópera”.







 
 
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