Clarin, 16/08/16
Sandra de la Fuente
 
 
Recital, Buenos Aires, Teatro Colon, 14. August 2016
 
Jonas Kaufman: A sus pies rendido el Colón
Con la calidez de su voz y su gran carisma bien administrado, el tenor encantó a una sala que le tributó una ovación.
 

Con una voz que se destaca más bien por su calidez aterciopelada que por su brillo o color, Jonas Kaufmann es el tenor exquisito que lleva hasta las últimas consecuencias aquello de “la técnica se practica siempre, pero sólo en los malos momentos se la usa en el escenario”.

Junto con el pianista Helmut Deutsch, Kaufmann presentó el domingo un programa degustación en torno al viaje, la pérdida y el amor. El viaje hacia nuestro propio abismo, dicho en alemán, en francés y en italiano, empezó con varias canciones de esa dupla imbatible del romanticismo que conforman Schubert y Schumann; siguió con el francés Henri Duparc y continuó, en la segunda parte, con Liszt hasta el postromántico Richard Strauss. Un viaje personal, pero también una historia mundial del lied.

Sin vibrato y sin ninguna estridencia, tenor y piano, palabras y música pura sostuvieron la atmósfera intimista de cada poema, repartiéndose la descripción de las palabras, como si se tratara de antiguos madrigales renacentistas. Es cierto que los textos en francés y en italiano sonaron más extravertidos, como una concesión a la convención del gran tenor latino. Sin embargo -afortunadamente- no hubo rastros de esa prepotencia tan usual como banal en esos tenores de grandes voces y nula expresión.

Imposible eludir su encanto: Kaufmann tiene una sonrisa y una mirada que enamora, y un porte perfecto. Consciente de su carisma, lo administra con cuidado. Apenas se abandona un poco y sonríe cuando escucha algún piropo desde la platea, o los chistidos horribles que intentan acallar los aplausos entre canción y canción (un show que esta vez corrió en paralelo al recital).

Aunque no pueda evitar serlo, Kaufmann no se proyecta como un divo. Helmut Deutsch no lo acompaña sino que lo complementa. Canto y piano hablan, cantan, dialogan en cada detalle. Tal vez si la organización del teatro hubiera sabido esto habría preparado dos ramos de flores para entregar a ambos artistas, en lugar del único que le entregó al tenor. El detalle, si se quiere un poco zonzo o frívolo, habría pasado desapercibido en cualquier otro recital pero se hizo notar especialmente en éste.

Para los bises -siete, alguno más que en su última actuación en Milán, comentaban en la platea-, Kaufmann guardó su carisma y todo el tuco, esa entrega emocional abierta tan querida por el mundo de la lírica. Tormentas de aplausos tras las ráfagas de Carmen, Turandot, Aida, Adriana Lecouvreur y El país de las sonrisas, entre los títulos más conocidos. Con el Colón a sus pies, Kaufmann agradeció de rodillas.








 






 
 
  www.jkaufmann.info/td> back top