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Proopera.mx,
noviembre-diciembre 2010 |
por Lorena Jiménez |
Puccini: Tosca, Munich, Julio 2010
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Tosca en Múnich
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La producción escénica de Tosca firmada por Luc Bondy, que levantó ruidosos
abucheos en su estreno del MET (2009), abrió el Festival de Ópera de Múnich
2010. Esta vez no hubo escandalosas protestas, pero tampoco entusiastas
aplausos. Y es que resulta difícil entusiasmarse con una versión tan
aburrida (absurdos aparte), confusa, poco cuidada y poco imaginativa. Bondy
aleja la acción de su tiempo histórico y lugar (la Roma napoleónica), sin
actualizarlo. El resultado es una producción adulterada, ni innovadora, ni
espectacular, ni moderna. Un decorado con paredes de ladrillo suplanta la
Iglesia de Sant’Andrea della Valle; el despacho del Barón Scarpia (aquí,
simple y lascivo villano), en el interior del Palazzo Farnese, se convierte
en una estancia fascista de paredes anaranjadas, con enormes mapas
amarillentos y muebles modernistas… El vestuario: mezcla estilos y épocas.
Mención aparte merecen ciertos desatinos; como la Magdalena a pecho
descubierto, el añadido de las tres prostitutas, el sacrílego manoseo de
Scarpia a la Virgen, o el extraño final con Tosca tendida en el sillón, cual
“Maja” goyesca, abanicándose mientras decide si se suicida. El regista suizo
rodea la escena de una atmósfera tristemente iluminada, que recuerda la
estética fílmica de Ingmar Bergman, de quien también parece tomar una
narrativa visual deliberadamente lenta y el tratamiento simbólico y
psicológico del color rojo como soporte del peso narrativo. Sin embargo, el
denso dramatismo del cineasta sueco se reduce, aquí, a mera monotonía.
Los cantantes tampoco están a la altura de la obra. Karita Mattila como
Tosca cantó bien el ‘Vissi d’arte’, pero no domina la riqueza de matices que
encierra el fraseo pucciniano. Jonas Kaufmann como Cavaradossi aporta
presencia escénica, pero está muy lejos de ser un aceptable tenor
pucciniano. A su canto engolado y pésima dicción italiana sumó enormes
dificultades en los agudos, que solventó en falsete. De muy bajo nivel y con
evidentes desajustes vocales, el Scarpia del bajo-barítono finés, Juha
Uusitalo. Sin duda alguna, lo más interesante fue la magnífica lectura
musical de Fabio Luisi. |
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