La Razón , España, 31 Marzo 10
Gonzalo ALONSO
Verdi: «Misa de Réquiem», Salzburgo, 30-III-2010  
«Misa de Réquiem»
Cuando unas entradas cuestan tres veces lo que en cualquier sitio, es obligado dar un plus a cambio. Es lo que se intentó en el «Réquiem» de Verdi programado en Salzburgo, que acababa de ofrecer la misma Filarmónica de Berlín en su sede alemana, al contratar a Jonas Kaufman, sin duda el tenor de moda e inédito en España salvo por un ya lejano recital. La idea no fue suficiente, pues en el cuarteto solista no todo acabó de funcionar. De las cuatro voces sólo la de la soprano estaba en su sitio. Krassimira Stoyanova es una lírica ancha que canta a lo largo de todos los registros haciendo parecer fácil lo que no lo es. Con caudal amplio y matizando atacó limpiamente su par de notas altas de fiato sostenido y concluyó con un dramático «Libera me». Intervención admirable de principio a fin. La mezzo Marina Prudenskaja posee una cinturita que emula la de Audrey Hepburn y una estatura más que considerable. Una presencia escénica formidable a la que acompaña una voz artificial que responde sólo de zona media a alta, con graves forzados y mates. El bajo Stephen Milling, auténtico gigante en lo físico, quedó corto en una parte muy agradecida. Kaufman está ahora de moda aunque, a pesar de su juventud, lleve muchos años de carrera. Inauguró esta temporada la Scala con «Carmen» y acaba de protagonizar en París un aclamado «Werther». Es obvio que le ayuda una presencia física muy «corelliana». En este Verdi no acabó de responder a todas las muy altas expectativas. Canta con mucho gusto, proyecta muy bien los agudos, pero una zona de su registro cae en la guturalidad. Logra un color oscuro muy atractivo, pero falta ductilidad para el «Hostias» e incluso el «Imgemisco».
 
Recordado Giulini
Este réquiem ha sido piedra de toque para todos los grandes. Aún cabe recordar la maravillosa versión de Karajan, aquí mismo en 1976, con Caballé, Carreras, Cossotto y Van Dam, si bien fue Giulini quien consiguió la aproximación de mayor equilibrio entre espiritualidad y teatralidad. Hoy día Abbado y Muti suponen la referencia. Mariss Jansons logró una muy buena intervención de la Filarmónica de Berlín, pero se echó de menos tanto una mayor incisividad como un mayor lirismo, aunque, con todo, realizó una versión de notable que cosechó un éxito de sobresaliente. También nuestra Reina se encontraba entre los espectadores.






 
 
  www.jkaufmann.info back top