La Opinión, 15.11.2014
 
Jonas Kaufmann: ´La buena música puede modificar nuestra vida´
El tenor joven más prestigioso del mundo presenta su nueva disco `You Mean the World to Me´
 

Jonas Kaufmann, a sus 46 años, es considerado el tenor joven más prestigioso del mundo. Capaz de asaltar las listas de éxitos pop con un disco de música clásica dedicado a Verdi, ahora presenta You Mean the World to Me, con melodías populares del Berlín de entreguerras, y un DVD sobre uno de sus mejores conciertos en la capital alemana.

¿Dónde reside la magia de esas canciones inolvidables?
En parte, en la nostalgia. Yo se las escuché por primera vez a mi abuela, que solía cantarlas, y se han convertido en la banda sonora de mi infancia. Y la mayoría las tenía mi padre en su colección de discos interpretadas por grandes tenores como Tauber o Wunderlich.

Son canciones populares, pero eso no significa fáciles de cantare
En absoluto. La mayoría requieren las mismas cualidades vocales que un aria de Puccini. Pero otras no tanto; las popularizaron actores cantantes, como Marlene Dietrich con su personalísima voz.
Dicen que es usted "el rey de los tenores". ¿Qué le parece?
Me lo tomo como el gran cumplido que es, pero en el arte, a diferencia del deporte, no se pueden hacer clasificaciones y rankings.

¿Qué música escuchan sus hijos?
Lo que llevan en su iPhone. Cuando vamos juntos en el coche, ponen su música, aunque de vez en cuando me dejan escuchar alguno de mis viejos discos de los Dire Straits.

¿Recomienda la música como terapia para tiempos de crisis?
Es que es la mejor medicina. La buena música, los grandes conciertos, son remansos de emoción absolutamente necesarios, que además pueden modificar nuestras vidas.
Ha cantado en medio mundo, pero ¿qué lugar no conoce y le gustaría?
Buenos Aires. Sé que el Teatro Colón tiene una acústica excepcional. Estoy deseando cantar allí.

¿Tiene buenos recuerdos de su paso por España?
Por supuesto. Me encanta la gente, la cultura€ Sentí mucho tener que posponer mi recital en Barcelona por una afección de garganta.

¿Cuándo descubrió que quería ser cantante de ópera?
Fue una especie de ilusión infantil. Después de cantar mi primera ópera en casa para la familia, Madame Butterfl y, con seis o siete años, empecé a soñar con ello, pero hasta una década después no empecé a estudiar en serio y tener las primeras oportunidades importantes.

¿Su familia le apoyó?
Mis padres preferían que estudiara algo con más sustancia, que desembocara en un trabajo con más seguridad. Yo tenía claro que quería formar una familia y en el arte todo es provisional. Además, si cantas, dependes extraordinariamente de la salud. Cualquier pequeño resfriado perturba tu labor. Así que me matriculé en Matemáticas, pero no tardé en descubrir que no era lo mío. Tuve que echarle valor y abandonar la tranquilidad que las matemáticas me podían ofrecer.

Con millones de discos vendidos, los premios más prestigiosos y una legión de seguidores, ¿qué espera del futuro?
Salud, buena música y coincidir con gente maravillosa con la que preparar trabajos estimulantes.







 
 
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