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ABC, 07-03-2018 |
EFE |
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Jonas Kaufmann: "Cantaría aunque no hubiera gente para escucharme"
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El aclamado tenor alemán Jonas Kaufmann, una de las estrellas del firmamento lírico actual, que debuta el próximo viernes en el Liceu en una obra operística, "Andrea Chénier", ha afirmado hoy que le gusta tanto cantar que lo haría igualmente aunque no hubiera gente para escucharle.
En una larga rueda de prensa en la que no ha rehuido ninguna
pregunta, ya fuera sobre la situación catalana o sobre la huelga feminista,
ha indicado que está "muy contento" de poder formar parte de esta producción
de "Andrea Chénier" durante tres funciones junto a Sondra Radvanovsky y el
malagueño Carlos Álvarez, bajo la dirección de David McVicar.
Ha
aseverado que su profesión "es bastante egoísta" y ha agregado que si gusta
a los demás "es un extra, pero canto para mí, lo que también provoca que no
me dé miedo el fracaso".
"A veces me preguntan qué pasaría si ahora
fracasara y siempre digo que si tuviera un agente que me obligara a cantar
tal o cual cosa o a grabar tal o cual disco, sí podría tener miedo al
fracaso, pero si hago lo que creo que tengo que hacer y me continúan
contratando pienso que no me debo replantear esta filosofía", ha apuntado.
Respecto de la producción en la que participará en Barcelona los días 9,
12 y 15 de marzo, ha dicho que es "una ópera maravillosa" situada en la
Revolución Francesa "que sería imposible situar en cualquier otra época
histórica, porque en el verismo es muy difícil explicar la historia de
manera diferente, con la música adaptada y sintonizada para expresar las
emociones de aquella situación".
Junto a unos compañeros de reparto
que ha calificado de "exquisitos" y "fabulosos", no ha escondido que el rol
de Andrea Chénier no es fácil, especialmente porque en este tipo de ópera,
exponente del verismo, "se vierten muchísimas emociones, no solo la belleza
y la ira, también la tristeza y la pasión, todo muy fuerte".
A su
juicio, "debes estar en todo momento al 110 por cien, es un tipo de música
que debes vivirla, disfrutarla, porque si no el verismo puede ser horrible.
Es una música preciosa, que no funciona sin emociones, debes creer en ella,
darlo todo, pero sin exagerar".
Sobre el hecho de que no haya actuado
antes en una ópera en Barcelona o Madrid, ha señalado que se lo han pedido
en varias ocasiones, pero antes de aterrizar en uno de estos dos cosos creía
que tenía que actuar en los cinco o seis teatros "fundamentales" del mundo
para cantantes de ópera y "desgraciadamente" ni el Metropolitan de Nueva
York, ni el Covent Garden, la ópera de Milán y las de París, Viena o Berlín
"no son españolas".
Respecto a cómo vive su oficio y el éxito que
tiene, ha dicho que siempre ha intentado que no le "encasillaran en ninguna
categoría, no hacer solo seis o siete roles, porque para mí eso es
aburrido". "Cantar siempre las mismas cosas complica tener nuevas ideas y la
música es algo vivo y hay que crearla en cada momento", ha apostillado.
Además de la versatilidad, cree que hay que conseguir "que el público
note toda la emoción que tú sientes", sin olvidar que hay que dormir bien,
comer mejor y practicar ejercicio.
Por otra parte, ha negado tener
una "fórmula para el éxito", más allá de tener claro que "primero tienes que
conseguir llegar hasta la cumbre y después mantenerte allí arriba, lo que
sólo se consigue trabajando y buscando la máxima calidad, cuestionándote
constantemente. Cuando te paras y piensas que lo tienes todo estás llegando
al principio del final".
Espera que le queden, al menos, quince años
de "buena carrera" y ha dejado caer que espera "no ser el próximo Plácido
Domingo".
Ante la ambigüedad de esta consideración, ha argumentado
que es difícil prever qué ocurrirá dentro de veinte años, pero no se ve
haciendo de barítono, como ocurre actualmente con Domingo.
Kaufmann
ha recordado que el cantante español "dijo que sólo haría un papel de
barítono y luego hubo otro y, seguramente, acabará cubriendo todo el
repertorio de barítono, ahora prácticamente está haciendo una segunda
carrera, con una gran capacidad".
Demostrando en todo momento su
proximidad -"no encuentro en qué me beneficiaría ser una mala persona", ha
afirmado-, Kaufmann tampoco se ve ahora formando parte de un grupo como el
de los "Tres tenores", pero "nunca se puede decir nunca".
Respecto de
la ópera contemporánea, ha dejado claro que "aunque hay algunas excepciones,
después de la segunda guerra mundial las obras son excesivamente complejas y
sofisticadas, el público medio no puede cantar las melodías que han
escuchado de camino a sus casas, como ocurre con las clásicas".
Jonas
Kaufmann ha respondido una última pregunta sobre la huelga feminista de
mañana precisando que "en el escenario no tenemos este problema porque si
hay un papel de soprano a quien contratan es a una mujer".
Fuera de
este ámbito, considera que la clave "es que todo el mundo tenga la misma
remuneración para un mismo trabajo, cualquier otra cosa sería ridícula". |
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