El Correo, 19 abril 2016
Isabel Urrutia
 
Escándalo en la Ópera de Viena
La soprano Angela Gheorghiu deja plantado a Jonas Kaufmann tras ofrecer el tenor alemán en 'Tosca' un bis de 'E luceven le stelle'

¿A dónde vamos a ir a parar? Los aficionados a la ópera no cesan de hacer chascarrillos y visionan una y otra vez el vídeo de la polémica. ¿Qué pasó realmente el pasado sábado en la Ópera de Viena? La función iba sobre ruedas y el respetable se derretía con los dúos de Jonas Kaufmann y Angela Gheorghiu. La ópera 'Tosca' de Puccini derrocha erotismo y debe servirse en caliente, debidamente salpimentada con crueldad y tortura. Es un thriller ambientado en Roma, en tiempos de Napoleón, y no faltan conatos de violación y un fusilamiento al amanecer.

Pero lo del pasado sábado no tiene parangón. Es demasiado. La velada se retransmitía por Radio Clásica y se podía disfrutar en la pequeña pantalla -en los modelos smart TV- gracias al programa de emisiones en directo que fomenta la Ópera de Viena. Daba gusto ver a Jonas Kaufmann clavar como espadas los agudos en 'Recondita armonia'; y lo mismo cabe decir de Angela Gheorghiu, que se deshizo como un azucarillo encharcado en el dolor mientras cantaba 'Vissi d'arte'.

Ahí estábamos, delante de la pantalla, gozando de lo lindo. Hasta que la cosa se torció y nos entró la risa... ¿A dónde vamos a ir a parar? Todo empezó, ay, ay, con el bis... Sí, sí, el tenor favorito de Angela Merkel está de racha. Ya el 9 de abril se había visto obligado a repetir el aria 'E luceven le stelle' y estaba cantado que en esta ocasión tampoco le dejarían tranquilo. El divo alemán brindó el 'encore' de marras, tras una salva de aplausos y vítores que se alargaron más de cinco minutos.

Sentado y muy reconcentrado, repitió el aria, con la voz todavía más caldeada y a punto de caramelo. Insuperable. La orquesta de la Ópera de Viena, bajo la dirección de Jesús López Cobos, prosiguió con la música. Ya no hubo más aclamaciones -por respeto a los demás artistas y el libre decurso de la obra- y no se preveían más interrupciones. Pero resulta que la soprano rumana no salía a escena... ¿Cómo es posible? Algo insólito en uno de los teatros de ópera más prestigiosos del mundo. ¿Qué diablos estaba ocurriendo?

Tablas y buen humor

La cantante rumana -una de las grandes del panorama mundial- no las tiene todas consigo para hacerse perdonar. Tiene fama de caprichosa y muy poco respetuosa con los colegas. De hecho, en los mentideros operófilos se rumoreaba que el bis del 9 de abril le había sentado como un tiro. Sobre todo porque a ella no le habían exigido un 'encore'. Y más de lo mismo el pasado sábado. La Gheorghiu estaba que trinaba, y eso que tampoco podía quejarse, porque se festejaba cada intervención suya con muchísimo cariño y admiración. Pero, claro, quería más.

Total, que la soprano andaba mohína. ¿Será por eso que se hizo de rogar y dejó con un palmo de narices a Kaufmann durante unos minutos? Ya pueden ver en el vídeo que el desconcierto es absoluto. Ahora bien, la reacción del tenor de Múnich es brillante. No solo mantiene el tipo sino que canta con voz atiplada: «Non abbiamo il soprano!» (¡No tenemos a la soprano!). Y para hacerse todavía más dueño de la situación, mientras Jesús López Cobos suspira con cara de póquer, añade entre risas: «Estoy igual de sorprendido que ustedes... No sé qué puede haber ocurrido. Espero que todo prosiga bien, y que ustedes disfruten de la velada».

Así fue. Se retomó el hilo de la ópera y, en última instancia, se llegó a la apoteosis cuando Angela Gheorghiu cogió carrerilla y se tiró de la torre del Castel Sant'Angelo. Una caída soberbia y digna. Es el final de la gran Tosca, una diva igual que la soprano rumana. Maravillosa artista, no cabe duda de que no hay muchas como ella. Para mal (y para bien).






 
 
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