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pro ópera, Mayo - Junio 2018 |
por Ingrid Haas |
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L’Opéra: Jonas Kaufmann |
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El
tenor alemán Jonas Kaufmann nos presenta su cuarto disco para la marca
SONY CLASSICAL con arias y duetos de las más célebres óperas francesas
del siglo XIX de Charles Gounod, Jules Massenet, Ambroise Thomas, Éduard
Lalo, Jacques Offenbach, Giacomo Meyerbeer, Fromental Halévy y Hector
Berlioz. Lo acompañan en este disco la soprano búlgara Sonya Yoncheva,
cantando dos fragmentos de Manon de Massenet, y el barítono francés
Ludovic Tézier en un dueto de Les pêcheurs de perles, de Bizet. El
director Bertrand de Billy dirige la Bayerisches Staatsorchester en este
gran disco.
En el aria de Roméo ‘L’amour!... Ah! léve-toi,
soleil!’ de Roméo et Juliette, Kaufmann aligera un poco su timbre para
poder retratar la juventud del personaje. Su fraseo es muy bueno y sus
notas agudas redondas y bien timbradas. Su dicción de francés es
impecable en todas las arias y adecua su voz según el estilo de cada
compositor. Así como es más sutil y menos oscuro su timbre en Roméo,
logra matizar y cantar con una hermosa mezza voce en el aria de Wilhelm
Meister ‘Elle ne croyait pas, dans sa candeur naïve’ de Mignon de
Thomas, ópera que Kaufmann cantó en su juventud con gran éxito. Adapta
muy bien su timbre oscuro para lograr el efecto de ternura y melancolía
del aria.
Otro fragmento donde logra el mismo efecto ya que,
generalmente, el rol de Nadir es asignado a un tenor de voz más ligera y
brillante, es en el dúo de Nadir y Zurga ‘Au fond du temple saint’ de
Les pêcheurs de perles de Bizet. Dado el timbre obscuro de Kaufmann, fue
buena idea que su compañero en la armonía de este dueto fuese Tézier ya
que su timbre de barítono es brillante, armonizando perfecto ambas
voces.
En ‘Pourquoi me réveiller, ô souffle du printemps?’ de
Werther de Massenet, el tenor canta con gran expresividad y llevando in
crescendo las emociones del joven poeta, mostrando el porqué de su éxito
en esta ópera a nivel mundial. Otro de sus roles más famosos es Don José
en Carmen de Bizet, de la cual canta el aria ‘La fleur que tu m’avais
jetée’. Una vez más, se nota que Kaufmann ha hecho el rol en escena, por
los matices y detalles musicales y emocionales que imprime al aria. El
tercer rol francés que Kaufmann ya ha abordado antes, además de Werther
y Don José, es Des Grieux de Manon. De esta ópera canta dos escenas,
acompañado por la esplendida Sonya Yoncheva como Manon. El aria del
sueño de Des Grieux ‘En fermant les yeux, je voi là-bas’, y el dueto de
San Sulpicio ‘Toi! Vous!... N’est-ce plus ma main...’. Kaufmann canta
con sutileza y elegancia la primera y desborda pasión en el dúo con
Yoncheva, cuya voz es squillante. Este dueto es uno de los mejores
momentos del disco, sin lugar a dudas. A Yoncheva le va muy bien el
repertorio francés y su voz se acopla a la de Kaufmann.
Una de
las piezas más interesantes que canta el tenor es el aria de Mylio
‘Puisqu’on me peut fléchir... Vainement, ma bien-aimée’ de Le roi D’Ys
de Lalo, de carácter más jovial que las demás arias. Kaufmann, de nuevo,
adelgaza su voz y usa su mezza voce para algunas frases, dándole el
estilo correcto al aria. Sigue el aria de Hoffmann del acto de Giulietta
‘Ô Dieu, de quelle ivresse’ de Les contes d’Hoffmann de Offenbach, donde
el tenor da rienda suelta a la emotividad.
Entrando ya en óperas
más pesadas, Kaufmann canta el aria de Vasco de Gama ‘Pays
merveilleux!... Ô paradis’ de L’africaine de Meyerbeer, comenzando con
el recitativo dulcemente, mostrando el asombro de Vasco ante este nuevo
mundo, y luego adentrándose a la emoción del personaje con musicalidad y
buen gusto para frasear y matizar. El tenor alemán usa su timbre oscuro
y la intensidad dramática que lo caracterizan en dos arias que le van
muy bien a su voz: el aria de Rodrigue ‘Ô souverain, ô juge, ô père’ de
Le Cid de Massenet y el aria de Éléazar ‘Rachel, quand du Seigneur’ de
La juive de Halévy, donde, sin caer en la exageración, imprime la
desesperación necesaria. Su registro agudo es seguro y sus sobreagudos
los cubre bien, sin que suenen gritados.
Cierra el disco con dos
arias de óperas de Berlioz: ‘Merci, doux crépuscule!’ de La damnation de
Faust e ‘Inutiles regrets!’ de Les troyens. Contrastantes, ambos
momentos; uno, donde Faust saluda al crepúsculo de manera solemne y
embriagadora, y el otro, mostrando la desesperación del héroe Énée al
abandonar a Didon. Kaufmann logra proyectar con su voz ambos momentos,
usando una elegante línea de canto como Faust, aligerando su timbre y
enunciando cada palabra con dulzura.
Aplausos aquí a la
Bayerisches Staatsorchester y a Bertrand de Billy por tocar de manera
tan prístina la partitura de Berlioz, con gran estilo francés,
musicalidad, tempi vibrantes y dándole a la textura orquestal los
matices y colores necesarios para mostrar que todas estas arias poseen
también una excelente orquestación. Énée es un papel que le sienta bien
a la voz de Kaufmann y esperemos lo cante en el futuro. Maneja muy bien
la primera parte del aria y suaviza su voz y su intensidad en la parte
de ‘Ah! quand viendra l’instant des suprêmes adieux’. |
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