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Scherzo, Sept. 2011 |
Enrique Pérez Adrián |
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LA CASA POR LA VENTANA
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Un
riesgo evidente, la verdad, grabar esta ópera haciendo caso omiso de la
inflación discográfica que existe en la actualidad con, al menos, 25 o
30 versiones de la misma, todas ellas de indiscutible atractivo y de
fácil adquisición, ya sea en el mercado tradicional o a través de
internet. Pero Decca, siguiendo su estela de prestigiosa casa operística
e ignorando los tiempos que corren, ha tirado la casa por la ventana y
nos ofrece, como en sus mejores tiempos, una grabación de campanillas
con el más conseguido de los elencos vocales posibles y una dirección y
concertación a la altura (e incluso por encima) de muchas de las
mejores. Abbado está en su línea, analítico pero muy intenso y
dramático, con una claridad de voces y planos que supera, por poner un
ejemplo significativo, a la del mismísimo Fricsay (DG); con un mensaje
expresivo por el que planea el espíritu de Mozart sin dejar de lado en
ningún momento la impronta dramática beethoveniana; con un colorido
orquestal de exquisitos matices y variaciones, como, a decir verdad, no
habíamos apreciado hasta ahora en ninguna de las muchas grabaciones de
esta obra que conocemos. Alguno de los mayores, entre los que el
firmante se cuenta. quizá echará de menos la rocosa monumentalidad de
Klemperer (EMI), el vigoroso y apasionadísimo mensaje de Bernstein (DG),
la hondura dramática de Furtwängler (EMI) o la espectacular prestación
orquestal y progresión dramática de Karajan (EMI); pero Abbado no se
arredra ante tamaña competencia y nos da su versión personal, de
insólitos contrastes y matices, con una expectación y genuino dramatismo
que va progresando inexorablemente hacia las escenas finales, y además
con una excepcional respuesta orquestal que dejará encantado al oyente
afortunado que pueda oír esta versión (la orquesta confunde al oyente,
pues en el disco se hace constar en minúsculas la Mahler Chamber
Orchestra al lado de la Lucerne Festival Orchestra en mayúsculas. Como
se sabe, una forma parte de la otra, aunque la de cámara no tenga las
espectaculares estrellas de la de Lucerna).
El reparto vocal
cuenta con el tenor alemán de moda Jonas Kaufmann, entrevistado el
pasado mes en SCHERZO, donde nos sorprendió gratamente por su buen
criterio y solvencia artística (ya lo habíamos visto en un curioso
Fierrabras de Schubert en la ópera de Zúrich -EMI- y en un modélico
Werther de Massenet en la Ópera de París -Virgin-). Su intervención aquí
comienza con un espectacularmente controlado Gott! en un sobrecogedor
crescendo que pondrá los pelos de punta a cualquiera que lo oiga, sobre
todo al que esté familiarizado con la página (contribuyendo también el
maravilloso acompañamiento de Abbado, que logra de la orquesta en esta
introducción del acto II el necesario terror expresivo para paralizar al
oyente). Su aria está magníficamente cantada, con lo mejor de Vickers,
Kollo e incluso Dermota, a quien hemos escuchado recientemente en su
grabación histórica con Böhm (Orfeo), brillando igualmente con su bello
timbre y casi perfecta dicción en las escenas siguientes hasta el
triunfante final. Stemme está impecable de voz y de actuación dramática,
sale airosa . en todas sus intervenciones (especialmente en su difícil
aria ; del primer acto) y, como ha dicho algún sector de la crítica
británica, su pequeño dúo del final con Kaufmann nos lleva a pensar en
unos futuros e ideales Tristán e Isolda (o Sigmundo y Siglinda).
Fischesser es un considerable Rocco, Struckmann un malvado Pizarro,
poderoso y con tintes wagnerianos; Strehl es un lujo para ' Jaquino (fue
Tamino en la Zauberflöte de Abbado en DG), mientras que Hernisch cumple
sobradamente con su quizá un punto seria Marzelline. Correctos
comprimarios y perfecto el coro Arnold Schoenberg. El sonido es un
portento de claridad y el álbum viene con los acostumbrados ensayos y el
texto de la ópera en los tres idiomas habituales, un lujo impropio con
los tiempos que corren.
En suma, un clásico revitalizado con el
poderoso reconstituyente de la batuta de Abbado, una versión moderna y
de realización perfecta que hará las delicias de cualquiera que esté
familiarizado con esta ópera que mezcla géneros y estilos que
normalmente deberían ser independientes pero que aquí están unidos por
el genio de Beethoven. Al nivel de los mejores ya citados más arriba y
por encima de otros (Harnoncourt -Teldec-, Rattle -EMI-) que
evidentemente palidecen al lado de esta versión excepcional.
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